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Informes de la OCDE: Brasil, Chile, Colombia, México.

IPDAL publica las previsiones más recientes de la OCDE sobre la evolución económica de los mercados brasileño, chileno, colombiano y mexicano.

BRASIL

La OCDE considera probable que la recesión brasileña continúe en 2016 y 2017, en un escenario de gran incertidumbre política y posibles nuevos descubrimientos de casos de corrupción que, al socavar la confianza de consumidores y empresas, lleven a una caída de la demanda interna. A medida que la economía se contraiga, el desempleo seguirá creciendo.

Las divisiones políticas han reducido las posibilidades de lograr cualquier movimiento notable en reformas políticas en el corto plazo y la deuda pública bruta seguirá aumentando. La mejora de la confianza dependerá de la capacidad de las autoridades para llevar a cabo ajustes fiscales significativos, como medidas para garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones y una nueva ola de reformas estructurales. Si bien sigue siendo restrictiva, la política monetaria suavizará ligeramente la forma en que disminuye la inflación.
Según la Organización, el aumento de la productividad dependerá de reformas para aumentar la competencia, reducir las barreras comerciales y las cargas administrativas y simplificar los impuestos indirectos. Este aumento será clave para lograr un fuerte crecimiento económico en el medio plazo.

La OCDE señala que, en los últimos doce meses, Brasil perdió casi dos millones de empleos y la moneda se devaluó casi un 20%. Las quiebras de empresas y el endeudamiento también han aumentado.

El déficit presupuestario aumentó hasta situarse por encima del 10% del PIB y el déficit primario supera el 2% del PIB. La inflación anual muestra una ligera disminución a medida que la recesión alivia las presiones inflacionarias, pero se mantiene muy por encima del objetivo del 6,5%.

Sin embargo, las reformas estructurales tienen un gran potencial para impulsar el crecimiento. La reducción de los costos de cumplimiento y las distorsiones impuestas por el fragmentado sistema de impuestos indirectos en Brasil conduciría a una reducción casi inmediata de los costos para las empresas y podría lograrse mediante la consolidación de los impuestos indirectos.

Una mayor integración comercial beneficiaría especialmente a aquellos con menores ingresos, ya que la expansión del sector exportador tendría un mayor impacto en la demanda de mano de obra menos calificada. Las mejoras en los niveles de educación superior no sólo aumentarían la productividad sino que también permitirían que más familias con dificultades económicas se convirtieran en parte de la creciente clase media de Brasil.
El panorama político presenta riesgos positivos y negativos. Si la incertidumbre sobre las políticas futuras se resuelve más rápido de lo esperado y se alcanza un consenso sobre las reformas, la confianza podría mejorar rápidamente y el crecimiento podría volverse positivo en 2017. Por otro lado, divisiones políticas graves podrían generar una mayor inestabilidad, obstaculizando gravemente el logro del crecimiento. necesario para sostener las políticas económicas.

Otros riesgos de impacto negativo pueden provenir del sector empresarial, donde los efectos de la recesión actual son cada vez más visibles. Las presentaciones de declaraciones de quiebra están aumentando independientemente del tamaño de las empresas. Entre las empresas cotizadas, la deuda financiera neta creció un 24% durante 2015, mientras que los beneficios cayeron un 29%, excluyendo las tres grandes empresas con participación pública (Petrobras, Vale y Eletrobras). Otra desaceleración del crecimiento en China, que es el principal destino de exportación de gran parte de las materias primas de Brasil, también podría reducir el crecimiento del país.

CHILE

La OCDE redujo sus previsiones para la economía chilena, por el impacto de los bajos precios del cobre y la débil demanda de sus principales socios comerciales, para mantener su crecimiento en un 1,5% este año y un 2,5% el próximo.

Esto significa una reducción significativa de siete décimas con respecto a las cifras de 2016 y una con respecto a 2017, según el informe Outlook de la OCDE de noviembre de 2015. La organización señaló que la desaceleración también contribuyó a condiciones crediticias más estrictas: el banco central aumentó su tasa de interés principal al 3,5%. para contener la inflación después de la devaluación de la moneda y reducir la confianza empresarial.

Esto repercutió en la inversión, que cayó en los dos últimos años, pero se espera que vuelva a aumentar un 0,9% en 2016 y un 1,6% en 2017.

Una consecuencia de todo ello será el deterioro de la tasa de desempleo, que pasará, en promedio, del 6,2% en 2015 al 6,8% este año y al 6,9% el próximo. En cualquier caso, la OCDE estima que la tasa de crecimiento del PIB estará impulsada principalmente por las exportaciones en 2017, que se beneficiarán de una mejora de la competitividad (debido a la devaluación de la moneda), pero también de una demanda más predecible. El principal riesgo para enfrentar estas expectativas proviene de la evolución de los socios comerciales de Chile (comenzando por China y otros países latinoamericanos) y el precio de las materias primas.

Por un lado, condiciones de volatilidad financiera a escala global podrían reducir la demanda de minerales de Chile, por otro lado el aumento de los precios del cobre también aumenta la confianza de los inversores, además de llenar las arcas del Estado con más recaudación de impuestos. En cuanto a la inflación, los autores del estudio señalaron que la posibilidad de recuperación está ligada a la evolución del tipo de cambio y del precio del barril de petróleo.

Según el escenario de referencia, se espera que el índice de precios al consumo, que promedió el 4,3% en 2015, disminuya ligeramente hasta el 4% en 2016 y el 3,1% en 2017.

COLOMBIA

Este año, la OCDE pronostica un crecimiento económico del 2,4% para el país Colombia, debido esencialmente al desplome del precio del petróleo.

En su informe semestral de Perspectivas, la Organización revisó las estimaciones, realizadas en noviembre de 2015, de que Colombia experimentaría una expansión del 3% en 2016 y del 3,3% en 2017.

Los autores del estudio explicaron que debido a la caída en el valor de las exportaciones de petróleo y carbón desde 2013, que representan dos tercios de las ventas al exterior, el tipo de cambio del peso colombiano ha caído y el déficit fiscal ha aumentado.
Además, la intensificación del fenómeno climático de El Niño está afectando a la agricultura y a la generación de electricidad, lo que, con su efecto inflacionario, tiene un impacto negativo en la confianza de los consumidores, el consumo privado y la creación de empleo.
Al respecto, el conocido “Club de los Países Desarrollados” señaló que la inflación subió a alrededor del 8% a mediados de 2015 y vaticinó que el índice de precios al consumidor será, en promedio, del 6,9% este año (fue del 5% el pasado año). año) y el 4% el año que viene.

Las exportaciones, que sufrieron el impacto de las materias primas y la reducción en los dos últimos años, deberían comenzar a recuperarse en 2016 y 2017, con incrementos del 1,1% y el 2%, respectivamente.

En cuanto al estado de las finanzas públicas, el déficit por cuenta corriente seguirá en niveles elevados, del 6% en 2016 y del 5,5% en 2017, pero sin alcanzar el pico de 2015 cuando alcanzó el 6,4% del Producto Interior Bruto.

La OCDE estima que los recortes del gasto público anunciados por el Gobierno están adecuadamente pensados para que su impacto social sea leve.
Pero añadió que en el mediano plazo será necesaria una reforma fiscal integral para estabilizar el fondo, dada su dependencia de la volatilidad de los ingresos de las materias primas, y también para lograr políticas sociales más inclusivas. También hay reformas estructurales “esenciales” para mejorar la infraestructura pública y la productividad y permitir que el progreso económico se distribuya más.
En este sentido, la organización habló de suprimir las barreras de entrada a nuevas empresas dinámicas e innovadoras o ampliar el acceso a la formación como herramienta para aumentar la productividad laboral y reducir las desigualdades de ingresos.
En este sentido, la OCDE destacó que las políticas que atacan la dualidad del mercado laboral, crean empleos de calidad, reducen la brecha de género y la informalidad del trabajo contribuirán a fortalecer el crecimiento económico, principalmente a través de la demanda interna, además de reducir las desigualdades.

MÉXICO

La OCDE estima que la economía mexicana crecerá 2.6% este año y 3% en 2017. Las cifras se atribuyen principalmente a las reformas implementadas por el Ejecutivo, pero implican un recorte respecto a sus previsiones anteriores.

En su informe semestral Perspectivas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) revisa las estimaciones realizadas en noviembre, cuando calculó un incremento del Producto Interno Bruto (PIB) de México de 3.1% en 2016 y 3.3% en 2017.

La Organización comienza resaltando que el debilitamiento del crecimiento global, las incertidumbres en algunos mercados o las preocupaciones sobre políticas monetarias divergentes en las economías desarrolladas emergentes desaceleraron el crecimiento en México en 2015, que se situó en 2.5%.

Pero también señala que hay señales de «manifiesto», como las mencionadas reformas estructurales, en particular, medidas para aumentar el acceso al crédito, y considera que su plena implementación es «esencial».

Para la OCDE, la depreciación del peso reforzó las ganancias de las exportaciones mexicanas, que aumentaron su participación de mercado en EE.UU., y la resiliencia de la economía interna ha mantenido su apoyo a la actividad económica.

Los autores del estudio añaden que la primera ola de reformas estructurales condujo a avances significativos en diferentes áreas y aumentó las expectativas de los inversores.
La OCDE espera que estas y otras reformas puedan mejorar la eficiencia, la innovación y las habilidades de los trabajadores con bajo nivel educativo.

“Las medidas para fortalecer la educación, las habilidades y la inclusión financiera brindarán a todos los mexicanos, especialmente a las mujeres, más oportunidades de contribuir a la sociedad”, afirma la organización, que también pronostica baja inflación para 2016 y 2017.
La OCDE considera crucial que las ofertas de yacimientos petrolíferos atraigan compromisos de inversión y estima que los principales riesgos que podrían provocar, que no cumplan con sus previsiones de crecimiento, son un freno al comercio global, especialmente en el caso de los avances económicos chinos y estadounidenses.

Los autores también advierten que una mayor presión sobre los precios del petróleo y las dificultades para implementar recortes en PEMEX podrían retrasar el logro del objetivo de reducción del déficit y erosionar la confianza del mercado.