IPDAL publica estudio de la CEPAL sobre condiciones económicas, fiscales y monetarias en la era COVID-19.
Además de la crisis sanitaria, la pandemia de COVID-19 ha producido la contracción económica más grave a escala global de las últimas décadas. Sabiendo que esta recesión alcanzó a todas partes del mundo, la región de América Latina y el Caribe, en la que muchos países se convirtieron en epicentros de la pandemia, no fue la excepción.
En primer lugar, en 2020 hubo una caída del 9,1% en la tasa de crecimiento del PIB regional y se espera que la tasa de pobreza alcance el 37,3%. Por otra parte, el Previsiones de la Comisión Económica para América Latina de las Naciones Unidas apuntan a una tasa de desempleo de alrededor del 13,5%.

Fuente: CEPAL, con base en Banco de Datos de Encuestas de Hogares (BADEHOG). Notas: a/ Proyecciones. b/ Proyecciones preliminares basadas en el impacto estimado sobre el empleo y los ingresos laborales de los diferentes sectores productivos
Si antes de la pandemia, los países de la región de América Latina y el Caribe ya enfrentaban crecientes vulnerabilidades sociales y macroeconómicas, así como shocks externos e internos en términos de oferta y demanda, ahora se espera una lenta recuperación de esta crisis, con una caída en PIB similar al ocurrido en 2010.
Es cierto que muchos países de la región han llevado a cabo -y continúan llevando a cabo- importantes reformas económicas y financieras para combatir esta crisis, pero el informe destaca que este compromiso debe planificarse en una estrategia con políticas fiscales y monetarias de largo plazo. , concretamente a través de medidas como aumentar la carga fiscal, generar trayectorias sostenibles de deuda pública y mejorar la eficacia y eficiencia del gasto.
Así, pese a las políticas de mitigación adoptadas, la CEPAL pronostica una caída del PIB del 9,1% en la región. A nivel subregional, la expectativa es que la economía se contraiga 9,4% en América del Sur, 6,2% en Centroamérica –8,4% si sumamos México– y 5,4% en el Caribe.
AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: PROYECCIÓN DE VARIACIÓN DEL PIB, 2020
(En porcentajes)

Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sobre la base de cifras oficiales. Centroamérica incluye Cuba, Haití y República Dominicana.
Se han dejado sentir otros efectos, a saber, la disminución de la demanda agregada (en particular el consumo y la inversión) y la disminución del volumen del comercio mundial, que podría caer, según la OMC, entre el 13% y el 32% este año. Sin embargo, el sector más afectado es el de los servicios: por ejemplo, la OMT espera que el turismo pueda caer un 80% este año, sector que sufre un shock mayor en la región del Caribe y luego en América del Sur.También el sector petrolero sufrió un 34%. caída de precios respecto a 2019, así como de productos básicos, debido a la dinámica de oferta y demanda global.
En cuanto a las exportaciones e importaciones, el impacto negativo estará más concentrado en las economías exportadoras de hidrocarburos, mientras que las industrias agrícola y alimentaria y de metales y minerales no han sufrido tanto. El valor del oro incluso ha aumentado en los últimos meses, alcanzando un crecimiento del 28%.
Además, mientras los principales gobiernos y bancos centrales (concretamente en EE.UU., Europa y Japón) apostaban por mejorar las condiciones financieras internacionales, el riesgo soberano de los países latinoamericanos aumentaba; Sin embargo, a partir de abril, con la recuperación general de las actividades económicas, este riesgo comenzó a revertirse, logrando algunos países de la región emitir deuda en condiciones ya consideradas favorables.

La pandemia reforzó la voluntad de los gobiernos de América Latina y el Caribe de reformar sus políticas monetarias y fiscales. Sin embargo, este movimiento está demostrando ser uno de los mayores desafíos fiscales desde la crisis de la deuda pública de 1980, ya que los esfuerzos fiscales impulsarán fuertemente el gasto público. Por tanto, el documento de la CEPAL lanza la previsión de que hacia finales de 2020 la posición fiscal de la región estará bastante debilitada, registrando potencialmente su nivel de déficit más alto desde 1950, es decir, -8,4% del PIB.
Por lo tanto, para sostener este compromiso, los bancos de la región adoptaron políticas monetarias expansivas. Todo este escenario, combinado con una inflación en niveles históricamente bajos (4,4% en los primeros seis meses de 2020) y la necesidad de evitar una crisis grave, obligó a las autoridades monetarias a actuar con mucho más pragmatismo. En cuanto al futuro, más concretamente la era post-Covid, el informe analiza las principales limitaciones a las que se enfrentarán las políticas fiscal y monetaria de ahora en adelante.